Edema: Concepto y su relación con la enfermedad renal crónica

Edema: Concepto y su relación con la enfermedad renal crónica

El edema es el acúmulo de líquido fuera de los vasos sanguíneos, que se aprecia como un aumento de tamaño en los tejidos blandos de las extremidades o de la cara.

La aparición de edemas en los pacientes con enfermedad renal crónica responde a múltiples factores, algunos comunes con la población general y otros inherentes a las enfermedad renal de base.

En todo paciente con enfermedad renal crónica y edemas de aparición reciente o que se hayan acentuado se ha de realizar una bioquímica sanguínea con determinación de albúmina y de orina con iones y proteinuria cualitativa. Se realizará una placa de tórax y, por supuesto, una exploración física con especial atención a la auscultación pulmonar, la toma de constantes y el control de diuresis.

En caso de existir crepitantes, derrame pleural o pinzamiento de senos con redistribución vascular en la placa de tórax, probablemente puede que se trate de un episodio de insuficiencia cardíaca.

Otra causa importante de edemas es el síndrome nefrótico, caracterizado por la presencia de proteinuria positiva, hipoalbuminemia y dislipemia. Los edemas que aparecen suelen ser generalizados y puede acompañarse o no de insuficiencia renal. Lo habitual es que aparezca de forma progresiva en caso de mal control de la proteinuria de la nefropatía diabética y en forma de brotes en algunas glomerulopatías tanto primarias como secundarias.

En caso de hepatopatía crónica puede que nos encontremos ante un episodio de descompensación edemoascítica, por lo que será conveniente la valoración por parte del especialista de Digestivo.

En ocasiones la aparición de edemas se pone en relación con el inicio de fármacos de la familia de calcioantagonistas dihidropiridínicos y será recomendable su sustitución por otros antihipertensivos.

Otra causa común en la población general es la insuficiencia venosa crónica, que puede ser valorada ambulatoriamente por Cirugía vascular.

Y, finalmente, pueden ser síntomas propios de las enfermedades hormonales como el Cushing, el hipotiroidismo o el síndrome de hiperestimulación ovárica.

Cari Martínez.

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