Técnicas de imagen en nefrología: ecografía renal

Es el método diagnóstico fundamental para valorar el tamaño, la morfología y la situación de los riñones.

Es un método rápido, cómodo, eficaz e inocuo, por no utilizar radiaciones ionizantes. A su vez, permite valorar adecuadamente la existencia de dilatación o no de la vía urinaria (hidronefrosis) y la existencia de masas renales, pudiendo diferenciar casi con total seguridad su naturaleza sólida o quística. Es más sensible que la radiología simple para detectar calcificaciones, diagnosticando la nefrocalcinosis en las fases más iniciales. El estudio ecográfico es independiente de la función renal, pudiéndose realizar en todo tipo de pacientes y repetirlo lo que se considere necesario.

Además del tamaño y la morfología renales, aporta información sobre la existencia de patología. En un riñón normal suele diferenciarse la corteza de la médula (algo menos ecogénica) y ambas, del seno renal, bastante más ecogénico, debido a la existencia de grasa. La cápsula renal suele visualizarse como una línea hiperecogénica por fuera de la corteza. El aumento de ecogenicidad del parénquima renal suele indicar patología, en general es indicativo de esclerosis renal (en este caso suele asociarse mala diferenciación corticomedular y disminución del tamaño).

En el caso de la uropatía obstructiva, la ecografía no solo permite su diagnóstico con relativa facilidad, sino que, en muchas ocasiones, permite averiguar la causa de la misma (litiasis…), y la gravedad, que en general se correlaciona con la cronicidad del proceso.
 
Además del valor de esta técnica en el diagnóstico es de gran utilidad como técnica accesoria de localización para la realización de procedimientos invasivos, como biopsias renales percutáneas, nefrostomías, drenaje de abscesos, etc. Adicionalmente, permite la valoración y seguimiento de las complicaciones de dicha técnica, como el sangrado con formación de hematomas…

Cari Martínez.