Impacto psicológico ante el diagnóstico de enfermedad renal crónica

Impacto psicológico ante el diagnóstico de enfermedad renal crónica

¿Qué ocurre ante la noticia de que padecemos una enfermedad crónica como la insuficiencia renal?
A nivel psicológico se produce una crisis emocional, un conjunto de emociones: miedo, ansiedad, incertidumbre, sentimientos de impotencia y desesperanza…Ante este diagnóstico se produce una ruptura en nuestro proyecto de vida que está marcado por un antes (salud) y un después (enfermedad). El diagnóstico de una enfermedad crónica, significa que será para toda la vida por lo que nos obliga a modificar nuestro proyecto de vida y a adaptarnos a los cambios y pérdidas que se van a producir derivados de la enfermedad

A lo largo de nuestra vida, van a ocurrir numerosos acontecimientos que nos van a producir pérdidas a diferentes niveles: fallecimiento de seres queridos, pérdidas económicas, de capacidades, del ciclo vital… Dentro  de estas pérdidas significativas encuadramos  la pérdida de la salud. Cada pérdida significativa va a requerir un proceso de adaptación a ésta que es lo que se denomina proceso de duelo. El proceso de duelo no es más que la forma que tiene nuestra mente y nuestro cuerpo de adaptarse a esa pérdida y es un proceso natural formado por una compleja sucesión de sentimientos que precisan un tiempo para ser superados.

Según el modelo de Kübler-Ross, podemos describir cinco fases del duelo en referencia a la pérdida de la salud:

  1. Negación/aislamiento: en esta fase el paciente no acepta el diagnóstico: “no puede ser”, “el médico se ha equivocado”, “yo me encuentro bien”…. La negación es un mecanismo de defensa que ayuda a disminuir el impacto del diagnóstico, y a alejarse de la realidad. En esta fase aparecen conductas desafiantes hacia las pautas propuestas por los médicos (ej saltarse la dieta)
  2. Rabia: “¿porqué a mí?”, “esto es injusto”… aparece ante la imposibilidad de encontrar una explicación a lo que está ocurriendo. Pueden aparecer conductas hostiles dirigidas a sí mismo o a personas del entorno (familiares, equipo médico), así como irritabilidad constante. Esta ira es parte del duelo y desaparecerá con el tiempo.
  3. Negociación: si la ira hacia los demás no me sirve para nada, tal vez ofreciendo algo  las cosas cambien. Aparecen los pactos:”si acepto el tratamiento, me curaré”, “si salgo de esto, prometo…”
  4. Tristeza: el paciente es consciente de que se ha producido una pérdida significativa: la pérdida de la salud. Esta consciencia se manifiesta con la aparición de tristeza, sentimientos de culpa, de inutilidad, de desesperanza, de miedo al futuro, que preparan para la aceptación de lo que nos está ocurriendo.
  5. Aceptación/Adaptación: cuando se acepta el hecho inevitable de la enfermedad, se empieza a asimilar lo que está pasando “la vida está aquí, y la tengo que agarrar”. En este momento, no existe negación, ni ira ni tristeza sino una aceptación de que lo que hay no se puede cambiar pero sí que podemos hacer algo para mejorarlo. Se inicia un nuevo proyecto de vida en el que la enfermedad es sólo parte de ella:“no soy sólo un riñón enfermo”.

Estas fases del duelo no siempre se presentan, ni aparecen en orden cronológico. A veces una persona puede experimentar más de una fase a la vez. También tenemos que tener en cuenta que en una enfermedad crónica como la insuficiencia renal, se van a experimentar varios duelos ya que van a aparecer pérdidas sucesivas y continuas: entrada en diálisis, pérdidas  laborales, afectivas y sexuales, de roles, de imagen corporal…

De todo esto, es importante destacar que el duelo por la pérdida de la salud, es un proceso normal, que evoluciona y que nos ayuda a encajar la enfermedad, a aceptarla y a convivir con ella dándonos la oportunidad de recuperar la felicidad que habíamos perdido.

Cari Martínez.

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