Insuficiencia renal, albuminuria y salud cardiovascular

Insuficiencia renal, albuminuria y salud cardiovascular

Las guías de práctica clínica indican que la estratificación del riesgo constituye uno de los elementos fundamentales para plantear las estrategias de prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.

Uno de ellos es la excreción urinaria de albúmina; su detección debe formar parte de la estratificación del riesgo de pacientes con HTA y diabéticos, ya que ha demostrado su estrecha relación con el riesgo de complicaciones cardíacas, vasculares y renales.

Se ha demostrado que la albuminuria y la disminución del Filtrado glomerular son factores de riesgo independientes de insuficiencia renal progresiva y enfermedad cardiovascular. La insuficiencia renal crónica, en concreto y asociada a la presencia de albuminuria importante, debe considerarse como otro factor de riesgo cardiovascular.

Las ligeras elevaciones de la albuminuria se asocian con disfunción endotelial sistémica. El aumento de albuminuria se asocia a disfunción endotelial sistémica. El aumento de pérdida de proteínas por la orina refleja un trastorno renal significativo, que aumenta el riesgo cardiovascular como consecuencia del deterioro de la función renal.

Una serie de estudios de cohortes prospectivos en varias poblaciones comunitarias han demostrado una relación entre el aumento de la albuminuria y la insuficiencia cardíaca.

Un estudio de Ninomiya y cols. Reveló que el aumento de albuminuria y la disminución de la Tasa de Filtrado glomerular eran factores de riesgo independientes de episodios cardiovasculares y mortalidad en pacientes con diabetes tipo 2. El estudio también demostró una relación entre el incremento de la albuminuria y episodios renales (definidos por muerte por nefropatía, necesidad de diálisis o trasplante, o duplicación de la creatinina sérica).

Por ello, su reducción o reversión constituye uno de los objetivos terapéuticos en estos pacientes. La presencia de albuminuria permite identificar a un grupo de sujetos con enfermedad más avanzada, representa un marcador de daño orgánico, obliga a un control más estricto de las cifras de presión arterial y orienta sobre la necesidad de emplear fármacos que bloqueen el sistema renina-angiotensina (SRA), que han demostrado asociarse a mayor protección cardiovascular y renal, en particular en los diabéticos.

Cari Martínez.

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