¿Qué consecuencias negativas implica coger mucho peso en trasplantados renales?

¿Qué consecuencias negativas implica coger mucho peso en trasplantados renales?

Todos los estudios realizados sobre este tema coinciden en que el sobrepeso excesivo es un factor importante que puede condicionar una mala evolución del nuevo riñón. ¿Por qué? Pues, porque estamos provocando una sobrecarga de trabajo en este nuevo órgano.

Otra consecuencia negativa es que en personas que incrementan mucho su peso es mucho más frecuente la aparición de diabetes tras el trasplante, aunque no se fuera diabético anteriormente, con las consecuencias negativas derivadas de ello. Asimismo, el sobrepeso, está relacionado con la aparición o empeoramiento si ya existía antes, de hipertensión arterial y de cifras elevadas de colesterol y triglicéridos. Todo ello además favorece el desarrollo de problemas de corazón como infartos o anginas de pecho, y de alteraciones en la circulación de las arterias, pudiendo aumentar también el riesgo de infartos cerebrales. Parece, pues, que no se deriva nada bueno del sobrepeso.

¿Qué se puede realizar para evitar el sobrepeso?
Lo primero será estar concienciados de ello y, aquí será fundamental la labor del personal sanitario que atiende a la persona trasplantada. ¡Hay que cuidar el nuevo riñón desde el primer día!

La dieta es el pilar fundamental para evitar el incremento de peso. Debe individualizarse y adaptarse a cada fase de evolución del proceso (no es igual el día después de operarse que a los 5 meses) Como recomendaciones generales:

  • las proteínas deben ingerirse en cantidad similar a la población general, 0,8 mg/kg/día
  • aumentar el consumo de fibra, cuyo aporte calórico es bajo, pero aumentan la sensación de saciedad
  • disminuir el consumo de azúcares simples (el azúcar que echamos al café por ejemplo) y proporcionalmente tomar más hidratos de carbono complejos, como por ejemplo patatas, arroz, pasta. Evitar todos los dulces de origen industrial
  • si se puede por las cifras de potasio, aumentar el consumo de frutas y verduras en lo posible
  • no consumir muchas grasas, en particular evitar las de origen animal o industrial
  • evitar precocinados o platos elaborados por el alto contenido en sal, conservantes, y grasas
  • disminuir el consumo de sal, especialmente si la tensión arterial está elevada

El otro pilar del tratamiento para combatir la obesidad en el postrasplante será el ejercicio físico. Evidentemente, al principio no podremos hacer nada (por las molestias de la cirugía, la cicatriz de la operación…), pero poco a poco se puede comenzar a realizar alguna actividad suave, como andar, nadar, correr o montar en bicicleta. Será fundamental evitar golpes en la zona del trasplante, con lo que se desaconsejan ejercicios como el boxeo o las artes marciales, especialmente en los meses inmediatos a la operación.

El cuidar un riñón trasplantado es tarea compartida entre el personal sanitario y la persona que lo reciba, ¡hagámoslo entre todos para que ese nuevo habitante de nuestro cuerpo que ha donado con toda la generosidad del mundo, una familia destrozada por la muerte de un ser querido nos dure el mayor tiempo posible!

Dra Gicela Portilla M.
MIR 3 er. Año Nefrología
Hospital General Universitario de Valencia.

También te podría gustar...