Cerca de la mitad de enfermos renales en diálisis refiere dolor de diversa intensidad

Cerca de la mitad de enfermos renales en diálisis refiere dolor de diversa intensidad

Nos ha parecido interesante esta noticia publicada en el Diario Médico el 2 de febrero del presente año.

Un estudio multidisciplinar y multicéntrico llevado a cabo en la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo ha constatado que cerca de la mitad de las personas con insuficiencia renal (IR) terminal en diálisis experimentan dolor de distinta intensidad. Sin embargo, un adecuado manejo de éste puede reducirlo en la mitad de los casos. «Con la analgesia adecuada, en el 51,4 por ciento de los pacientes con dolor inicial se ha eliminado en el momento actual. Para la otra mitad, aún con dolor, éste es de menor intensidad, con una reducción importante de los casos de dolor intenso», ha indicado a DM Roberto Martín, director médico de la Fundación Renal. El estudio realizado por el Grupo de Investigación Clínica, integrado por 17 centros y unidades de diálisis, es el primero en España que se efectúa sobre dolor asociado a la IR terminal en unidades de diálisis, y ha analizado a 755 enfermos. El objetivo del trabajo era, en primer término, analizar la situación en este ámbito y posteriormente llevar a cabo las medidas adecuadas para combatirlo.

Primer síntoma

El dolor, de intensidad variable, es el primer síntoma de los enfermos en hemodiálisis, «uno de los más prevalentes y el que más afecta a la calidad de vida», según Maite Marín, psicóloga clínica de la Fundación, quien insiste en que el dolor, en general, está mal tratado o infratratado. Sin embargo, el aspecto que más valoran ambos profesionales, y es una de las principales conclusiones, radica en que «con una analgesia adecuada, lo que supone también una adecuada formación en la evaluación y manejo del dolor entre nefrólogos y enfermeras, se puede reducir significativamente o moderar su intensidad».

En lo que se refiere a la intensidad del dolor, el trabajo muestra, según la herramienta Escala Visual Analógica (EVA), que del 48, 6 por ciento de pacientes que todavía refieren dolor tras el tratamiento, un 61,8 por ciento indican dolor leve, un 23,5 por ciento dolor moderado, y solo un 7 por ciento confiesan dolor severo, teniendo en cuenta que, inicialmente, el dolor grave suponía un 27 por ciento.

Marín también ha destacado que el dolor grave está más presente, de manera significativa, en las mujeres que en los hombres, a pesar de que en hemodiálisis por IR terminal hay más varones que mujeres. Las causas podrían estar relacionadas con mayor patología previa asociada.

El trabajo también ha estudiado y clasificado el dolor en nociceptivo, neuropático o mixto. En el caso de los hemodializados, se «ha encontrado que el dolor neuropático está menos presente que en otras publicaciones similares, ventaja importante porque es el de más difícil tratamiento. El dolor mixto, no obstante, asciende a un 40 por ciento», indica Martín.

Datos multidisciplinares

En los datos también se aprecia una clara relación entre el dolor y la ansiedad, según la escala STAI, «relación que se hace más evidente cuando aumenta la intensidad del dolor y viceversa, destaca la psicóloga, quien insiste en tener en cuenta este dato para el tratamiento con fármacos específicos y coadyuvantes. En el trabajo, además de Martín y Marín, han participado Adriana Puente, nefróloga de la Fundación; Fernando García López, del Centro Nacional de Epidemiología del Carlos III; Alberto Tejedor, nefrólogo, y Juan Núñez Olarte, responsable de Cuidados Paliativos, ambos del Gregorio Marañón, de Madrid.

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