Bioimpedancia en Enfermedad renal crónica

El análisis de la composición corporal en pacientes con enfermedad renal crónica ha ido ganando interés en los últimos años como consecuencia del gran impacto que tiene como factor de riesgo de morbimortalidad. Entre los distintos procedimientos para su valoración, la bioimpedancia eléctrica (BIE) ocupa un lugar destacado por su sencillez, coste, inmediatez, capacidad de repetición e inocuidad para el sujeto que es sometido a examen.
Desde el punto de vista eléctrico, el organismo se comporta como un cilindro o suma de cilindros conductores. La BIE está basada en la oposición que cualquier organismo presenta al paso de una corriente eléctrica alterna, que habitualmente se emite y se recibe en los extremos de los cilindros, es decir, en la muñeca y en el tobillo indistintamente. La impedancia (Z) es el resultado de dos componentes: la resistencia (R) al paso de la corriente, que viene dada principalmente por el contenido de agua, que es un excelente conductor, de tal modo que cuanto mayor es su contenido, menor es la R y viceversa. Esto permite analizar el estado de hidratación y distinguir tejidos con gran cantidad de agua como el músculo y tejidos con poca cantidad de agua, como la grasa, el pulmón o el hueso. El segundo componente es la reactancia (Xc), que determina la capacidad de las células para almacenar energía, ya que se comportan como condensadores eléctricos al paso de una corriente eléctrica, donde las membranas celulares actúan como conductores y el contenido celular actúa como dialéctico, que es donde se almacena la carga una vez que se hace pasar la corriente. Los dos componentes vienen expresados en Ohmios (Ω), tienen una representación vectorial y su resultante vectorial es la impedancia (Z). El ángulo que forman la R y la Xc se denomina ángulo de fase (φ), que normalmente es inferior a 10º, ya que la R es muy superior a la Xc. En resumen, mientras que la R determina preferentemente es estado de hidratación, la Xc determina preferentemente el estado nutricional.
En la actualidad, disponemos de tres sistemas diferentes para el análisis de BIE: los basados en fórmulas, la impedancia vectorial y la impedancia espectroscópica (BIS). Los dos primeros están basados en los modelos de monofrecuencia, mientras que la BIS lo hace en el modelo de multifrecuencia.
Los sistemas basados en fórmulas llevan funcionando muchos años y se han descrito numerosas ecuaciones, en las que se suele incluir la altura del sujeto explorado y la resistencia medida a 50 kHz. Las ecuaciones han sido validadas con métodos de referencia para determinados subgrupos de población, por lo que es recomendable que cada investigador elabore sus propias tablas de referencia en sujetos sanos. Habitualmente, el software que incluyen los analizadores de BIE permite el cálculo del ACT, AIC y AEC, así como del contenido de masa magra o masa libre de grasa y de la masa grasa calculada por la diferencia entre el peso corporal y la masa magra. Es importante destacar que las diferentes ecuaciones descritas en la literatura sólo son válidas para aquellos analizadores de impedancia con los que se desarrollaron las ecuaciones. En pacientes hiperhidratados, el exceso de agua está incorporado a la masa magra en lugar de mostrarlo como un tercer compartimento.

El sistema vectorial (BIVA) fue introducido por Piccoli en 1994. Está basado en la longitud del vector de impedancia y en el ángulo de fase del mismo, medidos a 50 kHz. La longitud del vector establece el grado de hidratación, de modo que cuanto mayor es el vector, implica menos agua y mayor resistencia y, por otro lado, cuanto mayor es el ángulo de fase, mejor el estado de nutrición. Los valores de referencia vienen dados por elipses que representan los percentiles 50%, 75% y 95% en forma de nomograma, pero igual que los modelos basados en fórmulas, las elipses de referencia están calculadas en una población de sujetos sanos italianos. Es un modelo que ofrece una idea de la evolución del estado de hidratación de un paciente en la medida en la que se aleja o se acerca al centro de la elipse, pero impide la comparación cuantitativa entre pacientes o entre grupos de pacientes. Las elipses vienen diferenciadas por el sexo, atendiendo a su diferente composición corporal en el contenido de grasa, pero para mayor exactitud, deberían hacerlo también en función de la edad, del estado de nutrición e incluso de la raza. Además, habría que introducir elipses de referencia que combinaran algunas de estas variables, lo que complica excesivamente la elaboración de patrones de referencia.
Nefrologia 2012; 31:630-634. doi: 10.3265/Nefrologia.pre2011.Oct.11015
AMC vol.20 no.5 Camagüey sep.-oct. 2016
Dra. Ana María Oltra
Nefrología. CHGUV
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