El control adecuado de la hipertensión arterial

La reducción significativa de la presión arterial reduce el riesgo de eventos cardiovasculares, enfermedad cardiaca coronaria, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, y la mortalidad por todas las causas, con reducciones proporcionales similares a través de diferentes subgrupos de la población, independientemente de la presión arterial de partida. La reducción de la presión arterial en lo que se ha considerado la gama normotensos debe por lo tanto ser considerado de forma rutinaria para la prevención de enfermedades cardiovasculares entre los que se consideran ser de suficiente riesgo absoluto.

La presión arterial elevada es el factor de riesgo más importante de muerte y discapacidad en el mundo, que afecta a más de mil millones de personas y causando un estimado de 9 • 4 millones de muertes cada año.

Hay una fuerte evidencia para apoyar el tratamiento de personas hipertensas mayores de 60 años o más, para un objetivo de presión arterial (PA) de menos de 150/90 mmHg y de personas hipertensas entre 30 y 59 años de edad, a una diastólica de menos de 90 mmHg; sin embargo, no hay pruebas suficientes en personas hipertensas menores de 60 años para un objetivo de sistólica, o en aquellos menores de 30 años para un objetivo diastólica, por lo que el panel recomienda un PA de menos de 140/90 mm Hg para aquellos grupos en base a una experta opinión. Se recomiendan los mismos umbrales y metas para adultos hipertensos con diabetes o enfermedad diabética renal crónica (CKD), como para la población hipertensa en general en menores de 60 años.

La definición de PA 140/90 mmHg de JNC 8 (Comité Octavo Nacional Conjunto sobre Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial) sigue siendo razonable. La relación entre el origen natural de la PA y el riesgo es lineal hasta muy baja PA, pero no se ha establecido el beneficio de tratar a estos niveles más bajos con fármacos antihipertensivos. Para todas las personas con hipertensión, los beneficios potenciales de una dieta saludable, control de peso y el ejercicio regular no se pueden descuidar. Estos tratamientos de estilo de vida tienen el potencial de mejorar el control de la PA e incluso reducir la necesidad de medicamentos.

Sin embargo, estas recomendaciones no son un sustituto del juicio clínico, y las decisiones sobre el cuidado deben considerarse cuidadosamente e incorporar las características clínicas y las circunstancias de cada paciente individual.

https://doi.org/10.1016/S0140-6736(15)01225-8

2014 Feb 5; 311 (5): 507-20. doi: 10.1001 / jama.2013.284427.

Dra. Ana Mª Oltra
Coordinadora Blog Renal.
Nefrología. CHGUV