La siesta, una buena costumbre

Descansar entre 20 y 30 minutos después de comer ayuda a recuperar fuerzas para afrontar mejor el resto del día. La siesta favorece la relajación del cuerpo y también provoca, al igual que el descanso nocturno, una bajada de la tensión arterial.
El Dr. Galve insiste en la importancia de realizar ejercicio físico diario pero nunca después de comer ya que, «en ese momento la sangre se deriva a la cavidad abdominal y aumenta el trabajo cardiaco a causa de la función de la digestión. Hacer actividad física en ese momento puede aumentar el riesgo cardiovascular«.
Echarse la siesta es una opción perfecta para cuidar la salud de nuestro corazón, especialmente después de una comida copiosa y siempre que nuestros horarios laborales nos lo permitan. De esta forma ayudamos a nuestro cuerpo a llevar a cabo la digestión, relajarnos y favorecer la salud de nuestro corazón.
Dra Ana Mª Oltra
Coordinadora Blog Renal
Nefrología. CHGUV
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